Hoy quiero publicar este regalo de mi querida amiga Eva Franco de Venezuela.
—Que bella estás, mamá…
Lo dijo con una sonrisa, pero su corazón sucumbía al dolor.
¿Cuánto tiempo llevaba así? Su juventud se marchitó con los años, mientras que
mamá muy coqueta reía.
No pasó mucho tiempo
desde que nació, cuando ella comenzó con sus visiones, producto de la bebida,
Agustín, su padre, trato de ayudarla, Aurelia no aceptaba, para ella su belleza
era imperecedera. Disfrutaba que los hombres la colmen de halagos, se sentía
una diosa; El pobre Agustín debió soportar ver a su esposa coquetear con extraños, algunos notaron que
no estaba bien de la cabeza. Otros no se preocuparon y se aprovecharon de la
situación, mientras Carlisa crecía viendo a su madre vilipendiada y mal vista
por todos.
Carlisa cumplió 15
años, ese es un recuerdo triste. Toda la familia estaba reunida, sólo faltó su
madre. Agustín no lo pudo soportar y puso distancia entre ellos, por varios
años no volvió a saber de su padre. Aurelia no se dio por enterada, continuó
con sus desvaríos, aunque ya los hombres
no se acercaban a ella. “La loca” se hizo muy conocida, atormentada por las
arrugas que cada vez se hacían más notorias en su rostro, cayó en una fuerte
depresión, mientras Carlisa hacía lo imposible por salvarla.
El médico diagnosticó
demencia. Tras una larga internación y muy medicada volvió al hogar. Carlisa
vio como los años se acumulaban en su soledad, alternaba entre su trabajo y el
cuidado de su madre. Dos mujeres solas en la casona gris.
Alguien llamó para
decirle que Agustín ya no estaba más, su
cuerpo no resistió la dura enfermedad, quien vivió con él sus últimos años
creyó conveniente que su hija lo sepa, no tuvieron hijos, ella era estéril,
Carlisa estaba por cumplir 28 años, Aurelia había mejorado pero su mente ya no
razonaba; cual una criatura disfrutaba los pequeños halagos de su hija, que
envejecida continuaba a su lado.
— ¿Cómo
estoy Hija?—la pregunta es obvia…
—Estás muy bella mamá…
—sin embargo, la mujer se quedó con su mirada perdida, tal vez, buscando el
significado de esa palabra. Al no encontrarlo, se levantó y buscó sus recuerdos
en el reflejo de un espejo, y al ver las huellas del tiempo aparecidas en su
rostro.
Aurelia se enfureció,
no aceptaba que aquella mujer que la veía con un rostro envejecido le
cuestionara su olvido, su apariencia, y hasta sus lágrimas. Su enojo la llevó a
romper el cristal de aquel espejo, que pedazo a pedazo se llevaba lo que
quedaba de ella.
El médico confirmó lo
que tanto temía, ya no solamente era la demencia causada por su alcoholismo,
ahora por su edad, el alzhéimer se hacía
presente, complicando su cuadro mental, y en consecuencia la vida con la hija
que ya no podía reconocer; Carlisa.
Una mañana, en medio de
su confusión, miró fijamente a su hija, expresándole su rencor por quitarle el
amor de su esposo Agustín. Fue justo en ese momento, que Carlisa comenzó a
comprender, lo que podría haber sido, el detonante de su enfermedad; tomar para
olvidar.
Carlisa dejó a su madre
en el jardín, para buscar libremente en su habitación alguna pista de la
posible traición del que fue su padre. Más jamás pensó, encontrar un retazo de
su propia vida, escondida entre papeles viejos y amarillentos, ocultos en lo
alto del closet. Allí aparecía una foto de una mujer igual a ella, abrazada a
su padre. Asimismo, se encontraba un pedazo de periódico, donde aparecía un
reportaje de prensa que hablaba de los
restos de una mujer desnuda que había sido mutilada, y encontrada en el bosque
del condado. También se encontraban
recortes de noticias de farándula, donde aparecía su madre, presentándose en
grandes escenarios. En una de ellas hablaban del declive de una gran diva del
teatro: Aurelia Pernía, una estrella atrapada en el alcohol.
La joven tomó los
papeles, y desde la ventana veía a su madre, congelada en el tiempo, o perdida
de alguno de sus desvaríos. ¡De pronto! la observó cómo caminaba hacia uno de
sus rosales preferidos, era el único lugar que la tranquilizaba. Carlisa se
aproximó a ella y le pasó la manguera para motivarla a regar las flores.
Aurelia tomó la manguera con dificultad, pero luego de rociar las flores,
comenzó a reírse sin control, provocando que se orinara; ya eso se había hecho
frecuente en el estado de su demencia. Carlisa se la llevó con mucha dificultad
adentro de la casa para asearla y vestirla nuevamente con sus mejores trajes;
eso la hacía sentir bien. No sin antes que ella le dijera:
— Mañana
despertará la rosa…
Carlisa, no comprendió
las palabras de su madre, pero era obvio, que necesitaba ayuda, o nuevos
sedantes, por lo que decidió llamar al médico. El Dr. se había enamorado de
ella, pero sus dudas, de las posibilidades de heredar la enfermedad de su
madre, a pesar que tenía presente las palabras de su papá, la atormentaban, lo
que hicieron de ella, una mujer solitaria. Ella también se negaba internarla,
vivía buscando una justificación de la autodestrucción de su madre, que también
llevó a la muerte de su padre. Comprender que fue una gran y hermosa actriz que
había sido engañada por su esposo, era lo único que tenía, por lo que
necesitaba más, para justificar su sacrificio. Fue cuando el médico, al ver
cómo se marchitaba prematuramente, atrapada en la vida de su madre, la medicó nuevamente
para buscar sedarla en esas noches de intranquilidad, propias de su estado.
Esa noche Carlisa la
vistió con sus mejores galas, le preparó una gran cena con música de su época,
y le hizo sentir que la recibió como una gran estrella. Ya ella no la reconocía, solo la confundía por instantes, con aquella
mujer. Aurelia se paró frente a ella e interpretó algo que parecía un monologo,
pero invadida por su emoción, comenzó a destruir cosas y rasgarse su hermoso
vestido, al sentir que había perdido el control de las necesidades de su
cuerpo. Su desesperación la hizo sentirse sucia, y con sus manos ensució todo
lo que podía tocar, incluyendo a Carlisa, que la sujetaba con fuerza. Como
pudo, logró suministrarle el medicamento, y ya calmada, la logró llevar a la
habitación, donde la cambió con lágrimas en sus ojos, que con su mirada fija imploraban
piedad. Allí la dejó, durmiendo, luego de acariciar su cabello cubierto de las
cenizas del tiempo. Colocó los medicamentos en la cómoda, y se marchó. Después
de todo, a pesar del mal momento, esa noche dormiría.
Al amanecer, Aurelia
dormía en paz, con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro, y junto a ella,
algunas pastillas regadas sobre su pijama, pero con sus manos llenas de barro.
Era obvio lo que había ocurrido, por lo que no quedaba más que cubrir su cuerpo
cansado, y suspendido por siempre en algún recuerdo.
Fue un acto sencillo,
pocas personas acompañaron a Carlisa, el médico estaba junto a ella, y a partir
de ese día, se escribía una nueva historia para ellas, aún ensombrecida por un
pasado llenos de dudas. Sólo le quedaban aquellas fotos, los recortes de
prensa, y algunas palabras dichas por su padre y su madre. Fue cuando recordó
el jardín de ella, por lo que sintió la necesidad de regarlo en su memoria. Sin
embargo, todo se develó.
La tierra estaba
movida, se encontraban rasgos de que habían escarbado en el lugar. Ella siguió
buscando entre la tierra, y logró encontrar algunas prendas de mujer, lo que
provocó que su cuerpo se estremeciera. A las horas llegó la policía, y
localizaron restos de un cuerpo, y el arma que causó la muerte de la mujer
encontrada años atrás en el bosque. En definitiva, aquella mujer de la foto era
su madre, desaparecida desde aquella noche que Aurelia los encontró juntos, y también
había descubierto que tenían una hija.
Al desaparecer ella, Augusto
se la trajo a Aurelia, quien terminó criando a la hija que era fruto de aquella
traición, y el ser que más la amó...
Eva Franco.
Moly y Eva, juntos han plasmado desde la distancia que los separa , una historia dura y cruel donde la locura es la principal protagonista.
ResponderEliminarFelicitaciones !
¡Gracias mi buena amiga Mery! por tanto apoyo.
EliminarY si, es una historia dura, la demencia no es un tema fácil, porque la mayor víctima, puede terminar siendo el victimario y desencadenante de otras situaciones difíciles de manejar.
Besos
¡Gracias Luis! cómo te lo dije antes, el inicio de esa gran historia impulsó mis ganas de escribir, para deja en tu proyecto, lo que amo ser.
ResponderEliminarSi no fuera por ti, y por tantos afectos que se unen a mí, a través de las letras, ventana por donde entran cálidas y sinceras amistades, hoy parte de mi mayores afectos, sencillamente mis letras quedaría escondidas en el ordenador. Besos amigo, el trabajo ha sido de dos. :D
Mery, no imaginas el placer de disfrutar compartir letras con una gran escritora como Eva. Muchas gracias por tu palabras.
ResponderEliminarTA un gran abrazo.
Querida Eva; no puedes llegar a imaginar como me siento, esta conjunción excede mis pretensiones de llegar a ser escritor. Te agradezco tu amabilidad para compartir tu impronta conmigo.
ResponderEliminarUn grana abrazo.
Maravilloso relato que despertó en mis recuerdos imágenes de alguien quien deambulaba por las calles de mi niñez arrastrando su historia de alcoholismo, pero que escribiera como pocos. Pita Amor...!
ResponderEliminarGracias maestro en nombre de EVA y mio
EliminarMaravilloso relato que despertó en mis recuerdos imágenes de alguien quien deambulaba por las calles de mi niñez arrastrando su historia de alcoholismo, pero que escribiera como pocos. Pita Amor...!
ResponderEliminarGUAOOO...Entrañable amiga, Eva. Con cuanto placer me atrevo a escribir para esa persona que ha llenado con sus inquietudes literaria todo el acontecer del hombre en este transitar por la vida...recibe un fuerte abrazo insular desde el equipo de redaccion...Nota: Estamos a la espera que el impresor logre conseguir el material para el fotolito o negativo..pero suceda lo que debe suceder...el proyecto impreso MaTiCeS, contraste cultural contemporáneo...tendrá un final feliz... y si lo deseas este relato breve "enajenada" podría ser impreso para la decimoséptima edición...que saldría para diciembre 2015...Si nos dejan!!
ResponderEliminarGracias en nombre de los dos y desde ya cuentas con la aprobacion.
EliminarFelicidades Luis, felicidades Eva, ambos estilos se funden a la perfección.
ResponderEliminarUna historia, interesante, dolorosa y con su dosis de intriga y misterio.
Me encantó.
Un gran abrazo.
Gracias amiga, es un bello juego de dos soñadores.
EliminarUn abrazo.
una historia intensa
ResponderEliminarque he encontrado
navehando
por casualidad
Hola amiga, hace tiempo que no te leo, gracias por estar. Es una realidad de dos soñadores.
EliminarUn abrazo.