—¡Y claro que lo vi! Ahí estaba, cuando lo alumbré
con la linterna, en la negrura de la noche brillaban sus ojos, quedó quieto
mirándome mientras se elevaba hasta quedar de pie. A sus plantas el brillo del
reguero de sangre saliendo bajo lo que imaginé un cadáver me aterró, por eso
salí a la carrera hacia el camino tropezando con algunas ramas caídas.
Imagino que el sonido gutural era su voz llamándome,
en mi huida perdí la linterna, seguí corriendo en la oscuridad llevándome todo
por delante en mi loca carrera. Detrás imagine sus pasos portando un arma, por suerte ya
divisaba el camino y un poco más allá mi automóvil.
Al salir aquella noche, no imaginaba que pudiera
encontrarme con esta situación, solo debía cruzar esa zona un tanto
deshabitada, poblada de vegetación de pocos kilómetros, no sería más de una
hora, me entretuve en la despedida razón
por la que salí tarde. El camino no era muy bueno, mantuve baja mi velocidad,
una ligera vibración en la marcha me inquietó. Decidí detenerme para ver que
ocurría, al parecer era un neumático delantero él causante del problema.
Caminé una decena de metros buscando una solución y
pude ver una cabaña no lejos del camino, tomé la determinación de buscar ayuda
y hacia allá me dirigí. Algo me molestaba, quizás fuera el estado del sendero,
que en medio de la noche parecía más tétrico, la luz de la cabaña parecía ser
de una vela o algo similar, percibí un movimiento dentro de la misma, me fui
acercando y cuando estaba a no más de
quince metros apunte con mi linterna hacia la puerta y lo vi.
No esperaba encontrar un ser con esas
características, era propio de un relato de terror, quería imaginar que era una
pesadilla, pero me encontraba allí a pocos pasos y aterrado.
Fue entonces cuando comenzó a moverse hacia la
puerta, detrás suyo un par de ojos de un tono rojizo se movió a la par, imaginé
un tremendo can o quizás un lobo, no parecían tener prisa, al transponerla noté
su altura y una especie de capucha, en su mano blandía una hoja que reverberaba
la tenue luz, el ronquido de la bestia era por momentos agudo hasta el momento
en que una extraña ave irrumpió en la escena con un batir de alas que molestó a
la bestia que trató de asestarle un golpe fallando en el intento, el pájaro
voló a su alrededor tratando de asestar un picotazo emitiendo un graznido
aterrador mientras el extraño ser alzaba sus brazos emitiendo un rugido que
estremeció la estancia a la par que un rayo detrás suyo iluminó la escena en un
rojo brillante que lastimaba mis ojos.
Aterrado e inmóvil como estaba, sentí un frío que
recorrió mi columna, intenté mover mis pies sin éxito, no podía huir, el
extraño ser me miraba desde la cabaña. Fue cuando ocurrió, tras el fogonazo
detrás de la cabaña acompañado de una explosión cambió todo.
Escuche primero un improperio de un hombre joven,
luego una carcajada al momento que todo quedó en tremenda oscuridad, al abrirse
la puerta un joven con una lata de cerveza en la mano se asomó y me saludó
muerto de risa, mientras yo trataba de disimular la mancha que mojaba mis
pantalones.
Él se arrimó y me saludó mientras me preguntaba que
me pareció la escena, aún sin entender no supe que contestar, él lo entendió y
pasó a explicarme que solo era una pantalla y equipo de sonido en la que podía
ver lo que él proyectaba hasta que un cortocircuito arruinó todo.
La cabaña era su estudio donde el creaba sus vídeos.
Aún temblaban mis piernas al dirigirme a mi automóvil olvidando el
problema por el cual me detuve, al menos tendría algo para contar.