Era una tarde de verano. Todo era algarabía a tu
llegada.
Me asomé al verte aunque desconfiaba de ti, pero
luego…
Supiste conquistarme y ya no pude alejarme de tu
lado, era la primera vez que alguien me hizo sentir querida. Cada mañana
compartía tu desayuno, también tu compañía el resto del día. Era un placer
estar a tu lado.
Por las noches, arrebujada a tu lado conocí el
placer de sentirte mío. Pero…
Ha pasado todo un mes, todo se termina, vuelves a tu
rutina. Veo que te alejas y me saludas. Otra vez la soledad.
Te esperaré.
Quizás el próximo verano…
Un placer leerte, gracias por tus comentarios en mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo.