martes, 17 de mayo de 2016

Occiso


El escáner buscó infructuosamente dentro del cerebro alguna neurona sana o un vestigio de actividad. Mientras el escritor permanecía recostado dentro del mismo.
En su rostro una sonrisa estúpida y la mirada perdida en el más allá, pergeñando esta historia. 
El facultativo no llegaba a comprender que ocurría, quizás fuera una falla del equipo, por lo qué lo detuvo para poder constatar; nada encontró tras el examen. Con una sonrisa respondió el paciente al pedido de qué se mantuviera quieto por unos momentos más.
Ante la duda llamó a un colega con quién deliberó largo rato llegando ambos a un diagnóstico compartido.
El escritor en tanto viviendo su fantasía vio con agrado la ceremonia y el dolor de sus deudos.
La historia concluía con el punto final.

Se sintió feliz, era su mejor obra…

8 comentarios:

  1. No te hagas el vivo...digo, el muerto. Mirá que los escritores son gente seria.

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  2. Hola Luis, pues para no encontrarse nada en ese cerebro ha salido un buen relato:)

    Besos.

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    1. Hola Piruja, a lo mejor es que quienes dejan de existir se vuelven famosos. Este no fue ña excepción.
      Un abrazo.

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  3. Luis,muy ocurrente tu relato,siempre me sorprendes,pero la próxima escribe algo que me haga sonreir,asi como tu sabes hacerlo muy bien.

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    1. Una de cal y otra de arena, así es la vida...
      Por eso me gusta escribir de todo y existen muchos motivos para narrar nuevas historias.

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  4. Las neuronas no siempre están como deben de estar,y en este caso el escritor estaba absorto viendo lo que otros trataban de dilucidar.
    Se me ocurrió pasar por aquí y descubrí que a veces tengo alguna neurona que me sobra.
    Saludos Luis.
    Puri

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    1. Dichosa de vos amiga que te sobran neuronas. Muchas gracias por pasarte por mi página.
      Un gran abrazo.

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