miércoles, 11 de marzo de 2015

Vuelo


No lo pudo soportar, la realidad lo golpeó duro. Era su nena. La amaba más que a nada en el mundo, deseando un futuro promisorio para ella, soñando con los nietos que le daría.
El maldito se la quitó. La ultrajó, la dejó sin vida.
En el primer momento gritó, lloró, maldijo. Luego quedó en silencio, la mirada perdida, solo un pensamiento ocupó su mente: “Él no merecía vivir”…
Tras la ceremonia quedó solo frente a la tumba e hizo un juramento, no le importó la lluvia, camino despacio en silencio, en su rostro empapado no se notaban las lágrimas.
Pasaron meses, pero nunca abandonó su búsqueda, cuando esta dio el resultado esperado urdió su plan. Él se casaba ese día, sin imaginarlo caminó feliz hacia el altar, su sangre manchó el traje blanco que lucía, la novia ajena al drama estaba llegando. Salió entre la confusión y se dirigió a la costa.
Ella amaba el mar, solían pasar horas caminado por la playa y el acantilado,  disfrutar del crepúsculo para luego volver cantando cual adolescentes por el sendero del bosque.

Allá se dirigió, él ya había pagado, no quedaba más por hacer, se paró al borde del abismo, con una sonrisa, elevó sus brazos al cielo y voló junto a su pequeña…