miércoles, 31 de octubre de 2018

Dolor



Ese cosquilleo lo hacía sentir vulnerable, tenerla tan cerca simulando no sentir mientras su sangre bullía en torrentes y sus sueños lo enloquecían.
Ella nunca lo supo, veía en él al compañero fiel, con quién compartía el escenario. Sabía que podía confiar, era su amigo. No vio en el fondo de su mirada lo que sentía, no comprendió el ligero temblor que irradiaba a tenerla tan cerca. El personaje cubría lo aparente.
Confió en él al punto de confesar que soñaba con el amor del director, que impasible solo la veía como actriz, mientras su corazón ansiaba salir de su pecho al sentirlo cerca. Nada dijo. Se mordió los labios masticando un dolor profundo que lo corroía por dentro, lloró en la soledad de su habitación imaginándola en otros brazos.
Sobre el escenario, ella confundió con emoción esas lágrimas en la escena final de la obra donde se despedían para siempre, conmovida arrimó su rostro hasta que sus labios casi se rozaron, sintió como todo su cuerpo temblaba, en diálogo murió en sus labios. Quedaron un momento en silencio, mirándose, el bajó la mirada y atinó a un adiós, soltó sus manos y salió tras bambalinas. Ella miró al público y quedó en silencio mientras este estallaba en un aplauso.
El telón fue el refugio que la liberó de la tensión del momento. Giró su mirada buscándolo pero él ya no estaba.
Al volver a abrirse el telón, tuvo que saludar al público en soledad mientras vítores y aplausos no tenían fin. Por la mañana toda la prensa alabó su actuación.

Nadie lo recordó ni preguntó por él.