sábado, 5 de septiembre de 2015

Amanecer











Se arrebujó entre las sábanas que cubrían su desnudez, mientras él se vestía para salir. Ya el sol estaba alto; la dejaba sola tras una noche de pasión. Se marchaba sin más.
No quería que viera sus lágrimas. Escondió su cara en la almohada, él saludó con la mano y cerró tras de si la puerta. Se tapó la cabeza y quedó adormilada.
—¡Despierta dormilona!—. Se sobresaltó, abrió los ojos y allí estaba él, con el desayuno en una bandeja, el aroma de las tostadas  excitaba sus sentidos.
Sonriente la depositó sobre su regazo con un mohín gracioso y reverencia. Esta vez las lágrimas que asomaron no eran de tristeza, acompañaban una sonrisa.

El detalle del pimpollo de rosa iluminó su mirada.

2 comentarios:

  1. Un verdadero hombre. romántico y todo un caballero, solo el sabe como hacer sentir plena a una mujer.
    Hermoso Moly !

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    1. Gracias Mery, creo que el inconciente me atrapo en un recuerdo.
      Un abrazo.

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