— Buenas
tardes.
— Hola,
¿usted es el psiquiatra?
— Si
señor, usted es Román Carrizo. El imputado…
— Si,
soy yo, ¿usted cree que estoy loco?—¿No me contesta?... Ma´ si piense lo que quiera.
¡Claro que la mate! Era una perra, ¡por eso la maté!
¿Se lo merecía sabe? Claro que se lo merecía…
¡No! Que me voy a arrepentir, ¡No! Cuando entró, mi
suegra, esa gorda borracha, me gritó como siempre, me dijo de todo, se metió
con mi vieja. Esa no se la perdono, ¿esta, sabe? Va a terminar igual,
acuérdese.
— ¡Mi
bebé, mató a mi bebé!—gritaba. Tomátela gorda loca, vos y tú beba…
¿Porque me mira así doctor? ¿Que escribe? Ta´ bien,
dígales a todos que soy un animal, dígale, vaya dígales, total lo piensan
igual…
Si usted la viera doctor; esa noche llegué tarde, me
había quedado con una amiga, ¿usted entiende? Somos hombres. Chupamos bastante,
llegué alegre. Cuando entré la loca se me vino encima, ¡Para! Le grité. Pero no
me escuchó, mi suegra la crió así, mala, celosa.
Tampoco era para tanto, o ¿no puedo tener amigas yo?
Se me vino al cogote, casé un fierro que usamos como tranca para la puerta, y
¡Zas! Le reventé la cabeza, no jodió más.
Ahí fue donde entró mi suegra y la vio tirada en el
piso, no se movía. Se puso loca, se me vino encima, tuvo suerte que no alcancé
el fierro que si no…
Llamaron a la policía, me metieron preso “¡por
asesino!” ¿Usted puede creer Doctor? ¡Que ganas de joder! La maté sí, y bueno…
¡ya está!
Me dio lástima porque no era mala, la pobre no tiene
la culpa, mi suegra la hizo así, la crió a su manera.
Mi señora que en Paz descansa, me había dicho que a
su regreso de la villa le iba a decir a la madre que se lleve esos perros. Doce
tenía, ahora le quedan once, ladran toda la noche, no se puede dormir,
ensucian…
¿Usted cree doctor, que estoy loco por defenderme de
esa perra que me quiso morder?
¿Se va? ¡Eh doctor! ¿De que se ríe? ¡No se vaya! ¿No me contesta?
Se fue. Encima tengo una sed…
No hay nada para tomar, solo agua… ¡Puajj!
Pobre perra,aunque la culpa de todo la tiene la suegra por criarla mal, sin normas ni educación, porque a pesar de ser un animal hay que enseñarle modales de convivencia.
ResponderEliminarQue le den por loco al asesino no lo entiendo, al final el solo se defendió de la embestida del animal por llegar tarde.
Buena historia Luis.
Un saludo
Puri
Gracias amiga.
EliminarUn abrazo.