miércoles, 4 de junio de 2014

No es lo que parece.


El timbre sonó tres veces, Luis tardaba en atender, por lo que ella golpeó en forma desaforada la puerta, hasta que este abrió.
—Hola Porota, ¿Qué tal?
— ¿Hola?... ¿Que pasa que no abría la puerta?, ¿Por qué esa cara de sorpresa? Claro, no me esperaba.
—No Porota, estaba en la cocina ocupado y hasta que me sequé las manos.
—Jajá, yo me chupo el dedo, acá hay gato encerrado, me está escondiendo algo.
— ¿Yoooo?,  ¿Qué?
Se abrió la puerta del baño y salió una veinteañera de esplendorosa figura con el cabello mojado y envuelta en un toallon.
— ¿Y esa? —dijo Porota, tapando su boca, con los ojos desorbitados ante tremenda aparición.
—Déjeme que le explique, no es lo que usted piensa.
— ¿Quién es Luis? —Preguntó la muchacha.
—Mi suegra…
Se encogió de hombros he hizo silencio.
—Usted es un hijo de mala madre —gritó indignada la vieja— ay, cuando se entere mi pobre Marcela…
No tiene vergüenza, mi hija le dio todo, es una santa, una esposa abnegada y usted…  ¡Que dolor!
Pero Marcela se va a enterar, le juro que se va ha enterar, mi pobre hija, ella que creyó en usted, que se casó virgen, que jamás, ¿me escucha? Jamás haría algo así, como puede ser tan cretino, ay,  mi pobre hija…
—Porota escúcheme, no piense mal, le repito, no es lo que se imagina.
— ¿Noooo? Se va a enterar, y ¡ya! —tomó el celular y llamó.
—Marce, hija, no sabes lo que pasó, ay mi amor, pobrecita, no te mereces esto. El mal nacido de tu marido nena, yo te lo dije, ese tipo no era para vos, pero como siempre no me hiciste caso, y ahora tenés los resultados.
Estoy en tu casa nena, ¿y sabes que?, ¿Cómo lo encuentro a él?,  ay mi amor, vos, ¿Dónde estas?
—Acá mamá, en el dormitorio—dijo Marcela, y salió con una minúscula tanga poniéndose una remera— ¿podrías dejar de hacer tanto escándalo mamá?
—Nena, ¿estabas acá? , ¿Y esa quien es?
—Claudia. Ella es mi pareja mamá, ¿conforme?
Porota no entendía nada, quedó estática, la noticia le cayó como balde de agua helada.
—Pero, nena ¿vos? , Nunca me lo dijiste…  ¿Y tú marido que dice?
—Con Luis no pasa nada mamá, él sólo es mi esposo, ¿estamos? Además,  ¿como te iba a decir eso? Justo a vos…
Luis y Claudia se miraron, el con una sonrisa estúpida, el rostro pálido y visiblemente avergonzado sólo atinó a decir: —Voy a preparar café.
—Nunca hubiera creído eso de vos Marcela. Una hija mía, ¡por Dios!
Tomó su bolso y se dirigió a la puerta, altanera miró a su hija antes de salir y dijo:
—Ay, si viviera tu padre, ¡Que dolor le darías! Su hija favorita.

-Mamá, cállate, soy hija única, por favor, no molestes más.

6 comentarios:

  1. No sólo me gustó el tema, me encantó el registro en el que lo has escrito: muy creíble, corre solo.
    Un fuerte abrazo, Luis.
    HD

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  2. Todo es relativo, dijo Einstein...muy bueno, Moli, fiel a tu estilo. Un abrazo.

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    1. Gracias amigaso, es lo que me gusta y además extrañaba.
      He vuelto.
      Un abrazo.

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  3. Lo leí con vuestra forma de decir y veía las caras.
    Un abrazo.

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