Te recuerdo junto a mi disfrutando de la maravilla
que me regalaba esa noche, en que el fantasma de la soledad me hacía sentir
vulnerable.
En mi mente retumban tus últimas palabras:
—Dejemos pasar el tiempo, el nos dirá si estamos
equivocados—. Traté de responder pero quedé en silencio mientras que vos
bajabas la mirada.
No quería soltar tu mano, pero el bus debía partir.
Quizás lo imaginé pero el brillo de una gota bajo tus ojos me provocó un
escalofrío a la vez que una esperanza.
Y ya nunca supe más de ti.
El destino me llevó por diferentes momentos, otras
relaciones que dejaron huellas pero sin olvidar las tuyas. Mi cabello se ha
plateado de soledad y hoy sin querer leí tu nombre. El reflejo del sol sobre
las gotas que de mis ojos manaba no me dejó ver más.
Al salir volví la vista atrás y la fila de cruces no
me permitió ver la tuya, pero ya nada quedaba allí. Mis pasos me alejaron para
siempre de mi pasado…